jueves, 23 de febrero de 2012

Oye cómo toca Oquendo

La experiencia del Conjunto Folklórico y Experimental Nuevayorquino había sido dulce para el timbalero Manny Oquendo y los hermanos Andy y Jerry González. A pesar de las dificultades inherentes a un proyecto alternativo de ese calado, habían logrado grabar buena música y sacudir un poco los cimientos creativos del monopolio salsero Fania. Sin embargo, el Folklórico, como proyecto, tenía una esencia que lo hacía poco perdurable: era una reunión de músicos, un banquete especial, no una banda estable y establecida. Sin embargo, ya para el tiempo en que estaban produciendo el último disco del Folklórico -Lo dice todo-, el germen para la grabación de una nueva orquesta estaría ya en marcha. Porque la orquesta tenía ya más de un año tocando profesionalmente. Y con buenos resultados.
Me refiero al Conjunto Libre, que nacía el 24 de octubre de 1974 dando un concierto en el Jay College de Nueva York. Con este parto se conformaba un nuevo espacio sonoro abierto a la experimentación, un aula para hacer buena música al margen de un boom salsero que poco tiempo después daría síntomas de empacho. Y les fue bien, tanto, que Libre desaparecería solo con el fallecimiento de Oquendo, en la primavera de 2009.
                                          Manny Oquendo                       (Marty Cohen)
La agrupación original estaba compuesta por Manny en los timbales y los bongós, Andy González en el contrabajo -en este caso, uno fabricado en Checoslovaquia en 1890- y Jerry González en las congas y el shekere -aún no tocaba la trompeta-. En los trombones estaban Barry Rogers, José Rodrígues y un adolescente Angel papo Vásquez que acudía desde Filadelfia a los ensayos; también Oscar Hernández en el piano y el Fender Rodes, Vicente George en el güiro, Héctor tempo Alomar y Tony pupy Torres como solistas, y Felo Barrio y Néstor Sánchez en los coros.
Para la grabación del disco estuvieron también como invitados Milton Cardona y Gene Golden en los tambores batá y las congas, Nelson González estuvo tocando el tres, Ed Byrne sumó un cuarto trombón, Mike Lawrence trajo la trompeta, Ron Cuber el saxo barítono y David Valentín la flauta.
Cuando comenzaron a hacerse un nombre, y luego de la salida de Con salsa... con ritmo vol, 1, su primer álbum, Palmieri se quejó públicamente de que la sonoridad del grupo era una copia de su Perfecta original. Y, sí, se parecen. Pero no son iguales. La Perfecta original no tenía cuatro ni trompeta, y el sonido de Libre mostraba el paso de los años y la evolución de la música latina en Nueva York. Lo que tenían en común era la necesidad de llevar el sonido más allá de estándares comerciales, de innovar y hacer arte. Y cuando los intenciones son similares, los resultados suelen llevar consigo bastantes semejanzas.
Tal parece que esa respuesta de Palmieri fue la boutade propia de un artista herido en el ego. La relación entre él y Oquendo nunca se recuperó totalmente después de que Palmieri disolviese parcialmente su banda en 1968 y se lanzase de lleno a la experimentación. En esa ocasión, Oquendo dejó a Palmieri, se fue un tiempo con Tito Rodríguez y luego con Larry Harlow, con quien grabó el tributo a Arsenio Rodríguez. En 1973, por petición expresa de Andy, volvería a la orquesta de Eddie, aunque se negó rotundo a participar en la grabación de Sentido. Sencillamente dijo que no quería entrar al estudio.
Luego, durante una gira por Puerto Rico a mediados de 1974, la banda de Palmieri sufrió un cisma importantísimo. Por problemas económicos -más uno que otro personal de Eddie- las promesas monetarias no pudieron ser cumplidas y Oquendo, junto a Andy, Jerry y otros músicos más, decidieron separarse de la banda y probar fortuna. Esta serie de factores catalizó la formación de Libre y acentuó ese espíritu innovador e independiente que nunca perdería.
En algunas entrevistas, el propio Eddie ha reconocido que durante los años 70 tuvo muchos problemas derivados de su incapacidad para dirigir económicamente una orquesta. Cuando puso a su hijo mayor a cargo de las tareas administrativas, su conjunto logró finalmente una gran estabilidad. O al menos eso fue lo que dijo.

El Conjunto Libre comenzó a tocar regularmente en el Nuyorican Village, un local de la calle 7ª con la Avenida A del East Side de Manhattan, donde hoy se encuentra el Pyramid Club. El carácter abierto del grupo permitió aportaciones de sus músicos, de artistas amigos y de las influencias que llevaban como equipaje. El enriquecimiento sonoro viene de allí, de esa apertura y ese cruce. El primer cantante fue Willie García -ex de La Lupe-, aunque luego fue reemplazado por tempo Alomar. Rubén Blades recibió también una propuesta, pero al final se decantó por trabajar con Ray Barretto. En un ensayo regular, a Alomar se le ocurrió traer a un pana suyo, Tony Torres, y terminaron integrándolo también en la orquesta. Ese bregar diario en un espacio que se caracterizaba por cobijar poetas, actores y músicos muy conscientes de la importancia de defender la cultura boricua -en palabras de César Miguel Rondón-, afinó aún más el compromiso de la banda por ofrecer la mayor calidad musical posible y por reflejar en su repertorio diferentes momentos sonoros caribeños, todos ellos importantes a la hora de hacer un balance de la música afroantillana del siglo XX.
Este primer disco, Con salsa... con ritmo 1, es una maravilla. Es grueso, fuerte, honesto, con mucha dulzura en los compases suaves y no menos fiereza al romper el montuno. Se puede extraviar un rato por los senderos amplios del jazz añadiendo acentos del gueto latino donde proviene. Y todo esto sin dejar a un lado las raíces cubanas.
Veamos.
Conjunto Libre, circa 1990
El álbum comienza con Lamento borincano, vieja canción del compositor puertorriqueño Rafael Hernández y uno de los himnos populares de la isla. Desde este primer tema la banda apunta maneras: si se está atento a los arreglos de los metales, sobre todo los trombones (en las grabaciones llega a haber cuatro), se comprende la influencia cercana de Palmieri y la importancia que le dieron Andy y Manny al sonido abrasivo de la salsa. No solo porque los trombones de Jose y Barry remiten inmediatamente al estilo palmeriano de los años 60 y las producciones inmediatas que había hecho para Coco Records en 1973 y 74 (el ya mencionado Sentido y The Sun Of Latin Music, que están consideradas entre las mejores grabaciones de Eddie), sino porque la arrogancia de los mismos, la moña alucinante en el montuno, los solos -¡esos solos de tres y trombón!- y los edificios de los mambos remiten inmediatamente al pianista nuyorican. La letra la conoce todo el mundo, pero aquí la pongo just in case

Sale loco de contento con su cargamento 
para la ciudad, para la ciudad
Lleva en su pensamiento todo un mundo lleno 
de felicidad, de felicidad
Piensa remediar la situación
del hogar que es toda su ilusión

Y alegre el jibarito va
cantando así
diciendo así
bailando así
por el camino

Si yo vendo mi carga, mi dios querido, 
un traje a mi viejita voy a comprar

Borinquen, la tierra del Edén
la que al cantar el gran Gaultier
llamó la perla de los mares
Si ahora tú te mueres por mis pesares
déjame que te cante,
que te cante yo también

A continuación viene un bolero y, atención, en esta ocasión tempo lo hace bastante bien. Si leyeron el post anterior habrán visto una queja acerca de las carencias que tenía este cantante boricua para enfrentar el canto amoroso caribeño. Puse la salvedad de que, tal vez, con un mejoramiento en la técnica los resultados podrían ser distintos. Efectivamente: en Risque Alomar dice el bolero con efectividad. El arreglo, que casi cae en los predios del latin jazz gracias a la oportuna presencia del Rhodes, le acompaña todo el tiempo. Un buen resultado que, hay que decirlo, contó con la little help del gran Fred Weinberg en la ingeniería de sonido, que contribuyó a realzar la voz y darle resonancia donde carecía. Sigo pensando que el efecto marino lo desluce un poco.
Luego viene el gran homenaje a la madre musical Cuba: Saoco, ese inmortal son de Rosendo Ruiz con una vocalización de pupy que hasta parece cubano. Pero lo mejor del tema es el arreglo, ese bembé de batás y tambores en mitad del montuno, la buena mano de Oquendo para marcar el sonido africano con los bongós y esos trombones maravillosos, que parecen elefantes en mitad de la selva. El solo de Barry es fundamental y se come la mitad del montuno.
A continuación, un pequeño Afterthought de Andy en el contrabajo, que es como un caramelo que prepara al cerebro a lo que se avecina:
No critiques es un viejo son cubano que Palmieri incluyó en su segundo disco, El molestoso, de 1963. Aquí está versionado con un arreglo guerrero, una línea de trombones muy marcada y un soneo de tempo que permite pensar que las críticas de Palmieri tuvieron como respuesta... esta canción. La letra es tonta y su mensaje tiene que ver con eso de ver la paja en el ojo ajeno, etcétera. El coro dice, sencillamente, no critiques, compañero, sin mirarte tú primero. Pero luego, en un montuno bastante severo, Alomar le dice a cierto rumbero que no sea embustero y cobarde, que se mire en el espejo, que su tiempo pasó hace tiempo. Y luego va y le suelta
(Marty Cohen)






¡te pareces a Trucutú!
córtate la barba y el pelo,
¡te recomiendo un barbero!






¿Es para pensar que hay una crítica velada a Palmieri, o no es para pensarlo?
La moña del montuno, eso sí, es una de las mejores que se grabaron en los años 70. Un lujo de metales como pocas veces se ha escuchado en la expresión.Y un solo de Oquendo estupendo, además.
Miles Davis y su Donna Lee suenan a continuación, pero con ritmo danzón. Aquí se entiende mejor cómo se comía eso del cubop famoso de Machito y Gillespie en los años 40. Esa fusión de sonoridades que luego da paso a un montuno suave donde cada uno de los músicos suelta una pequeña descarga. Que también tiene mucho de jazz la fórmula. En fin, un tema suave y con mucho sabor, que vale la pena escuchar con detenimiento y así detectar la personalidad de cada uno de los artistas. Y cierra Bamboléate -un mozambique en 6 por 8 tocado ya por Eddie en 1967- con un arreglo interesante y otra oportunidad más para darle cancha a los solistas y presentar de viva voz a la orquesta. Aquí, un solo de Manny en los timbales es antológico, y papo demuestra un virtuosismo no muy común en gente de su edad.

Lanzado al mercado en 1976 por Salsoul Records, en un momento en el cual este sello reinaba en el disco music y quería también sacar tajada por el ambiente salsero, fue recibido con los brazos abiertos por los melómanos de Nueva York y el resto del Caribe. Como comentaron en una ocasión Manny y Andy, para el Conjunto Libre el boom de la salsa no fue de su incumbencia.  Nosotros íbamos a firmar con Fania -dicen ambos-, pero no lo hicimos porque nos ofrecieron un buen contrato. Y nosotros íbamos a ser nadie con toda la gente que ellos tenían. No íbamos a ser especiales porque no nos iban a apoyar.  Iban a apoyar a sus cantantes y artistas.  
El problema es que los dueños actuales de estas grabaciones están más pendientes de reciclar aquellos excelentes remixes de disco y funk, dejando a un lado las grabaciones de su salsa series, como es el caso de los primeros discos de Libre, que se encuentran descatalogados en los actuales momentos.
Una pena, porque Con salsa... con ritmo es un LP imprescindible.


Disculpen el mal sonido de los links de las canciones. El disco está descatalogado desde hace mucho tiempo y solo se consiguen rips deficientes de vinilos en mal estado. Los filtros de ruidos, pésimamente usados, estropean el resto.

3 comentarios :

  1. encontre el disco descatalogado en mediafire,este es el link http://www.mediafire.com/?mop3cfgy89sm8ds
    para los que quieran bajarlo

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  2. Tremendo album con sonido horrible, no se que paso con el cd pero el lp no se queda atras..y peor es el vol. 2. que pena por que son buenisimos.
    Mis favorotas son: Saoco, No Critiques, Bamboleate y Donna Lee...Lamento Borincano Por su intro nunca le hize caso pero es buena..El Disco es tremendo clasico no no mucha gente conoce.

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  3. Este disco me reventó el cerebro. Quizás el sonido de trombones más duro, desde Palmieri. Eso sí, una manada elefantiásica de trombones muy afiatada, a comparación de otros combos donde reinaba el trombón, pero mucho menos delicados, léase Colón y vástagos.
    Hasta ahora no sé cómo definir el estilo de "Bamboléate". Tiene de todo y creo que lo de "mozambique" le queda chico!
    Rescatar a ese gran cantante que es el Pupy Torres (para mí, muy superior a Herman Olivera), que ya admiraba por sus aportes con el Conjunto Melao, y protestar porque nadie se digne a remasterizar esta obra maestra, aunque por ahí he escuchado una compilación muy aceptable. Es temerario especular lo que habría pasado con Libre si firmaba con Fania, quizás como temía Oquendo, hubieran sido relegados a una segunda línea de orquestas, tipo Lebrón, Rosario o Flamboyán, o quizás le hubieran permitido una mejor producción. Quién sabe.
    Saludos
    Víctor Paredes
    Lima-Perú

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